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Los dos casos de Julian Assange

assangeCuando el ex presidente chileno Augusto Pinochet fue arrestado en Londres por un pedido de extradición de España en 1998, la corte de Su Majestad estipuló que Pinochet debía ser extraditado y enfrentar la justicia española. Pero el gobierno de Tony Blair lo expulsó de Gran Bretaña devolviéndolo a su país.

El caso de Julian Assange es totalmente distinto al del dictador chileno, por supuesto, y ambas historias sólo pueden ponerse juntas porque coinciden en Londres con un pedido de extradición europeo. España reclamaba a Pinochet para enjuiciarlo por el asesinato de un ciudadano español y violaciones a los derechos humanos. Suecia busca a Assange para interrogarlo por acusaciones de violación y acoso sexual.

Poner juntos a Assange y Pinochet suena arbitrario e injusto porque mezcla dos historias que no tienen nada que ver una con otra. Pero en el caso Assange también se han mezclado dos historias distintas.

Una de ellas es la saga de Wikileaks, el sitio web creado por Assange que facilita la filtración anónima de documentos confidenciales.

Wikileaks redefinió los conceptos de transparencia y libertad de expresién para el siglo 21 y saltó al estrellato global en 2010, luego de publicar un video que mostraba a un helicóptero estadounidense disparando contra civiles en Irak y memorandos clasificados del Departamento de Estado que mostraban a Hillary Clinton y otros altos funcionarios de la administración Obama como chismosos de poca monta.

Wikileaks también divulgó documentos del Pentágono que incluìan listas con los nombres de ex colaboradores del gobierno de EE.UU. en zonas de guerra. El soldado que filtró esos archivos fue encarcelado y los gobiernos de Occidente empezaron a pensar que tanta libertad de expresión era quizá libertinaje.

Julian Assange, el hombre que había hecho posible la transparencia total en la era de Internet, se convirtió en superhéroe para la gente sin poder y los medios de comunicación, Al mismo tiempo, se convirtió en terror de los poderosos.

AméricaEconomía admira a Assange por lo que hizo en Wikileaks. Quizá fue un error de criterio publicar nombres de personas cuyas vidas podían estar en peligro al saberse que colaboraban con el gobierno de EE.UU. Pero eso es un error de criterio, no un problema inherente a Wikileaks. Lo que el sitio web hizo fue abrir la gestión de gobierno al escrutinio público de una manera que nunca había sido antes posible. Y si sólo los gobiernos de Occidente fueron los inicialmente escrutados, eso se debe a que son màs transparentes, más abiertos y más libres.

La otra historia de Assange, que nada tiene que ver con la anterior, es la judicial. Dos mujeres presentaron cargos contra él en Suecia, acusándolo de violación una y de acoso sexual la otra. La justicia sueca emitió una orden para interrogarlo y, como Assange estaba en Londres, emitieron una orden de extradición. Assange quedó bajo arresto domiciliario en Londres mientras las cortes britànica decidían si conceder o negar la extradición a Suecia. Assange violó las condiciones del arresto domiciliario al refugiarse en la embajada ecuatoriana en Londres. Ecuador le ha dado asilo pero el Reino Unido no le da salvoconducto para viajar de la embajada al aeropuerto.

En cuanto a la amenaza de ser deportado de Suecia a Estados Unidos, donde podría ser juzgado por traición y condenado a muerte, hasta el momento eso no pasa de ser un temor de Assange. Ni Estados Unidos lo ha acusado de ningun delito ni ha interpuesto un pedido internacional para interrogarlo. El Departamento de Estado llegó a declarar que no existe ningún tipo de investigación secreta que involucre a Assange.

Assange demostró hace tiempo que es un genio de nuestro tiempo, al crear una tecnología que permite llevar a un nivel más alto la transparencia en los gobiernos nacionales y corporativos. Si quiere convencernos de que además es un hombre honrado en su vida privada, debe enfrentar los cargos de que se le acusa en Suecia, cuyo sistema judicial difìcilmente puede ponerse en entredicho.

Fuente: AmericaEconomia.com

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