El liderazgo de Javier Mascherano: el talento siempre aparece

Siempre aparece el talento. Antes o después. Las personas con talento tendrán, en algún momento, la posibilidad de demostrarlo.

Esa demostración de habilidades, esfuerzo, concentración y compañerismo posicionan a Javier Maschernaro en el rol del líder. 

En las organizaciones suceden cosas similares. Quienes tienen habilidad, conocimientos y se esfuerzan tienen también la oportunidad de lucirse.

Pero se requiere equipo: un grupo que lo acompañe, un jefe que lo reconozca y le dé la oportunidad - Alejandro Sabella- y la humildad para reconocer que no lo logrará solo, porque más allá de su desempeño, sus compañeros reconocieron su buen momento y su dedicación. Por eso surge como líder natural.

No se trata de lo que muchos denominan "carisma", se trata de poseer las competencias que se requieren para lograr ocupar ese rol.

Como competencias quiero decir: conocimientos, habilidades y actitud. Todas. Y, perdón que insista: un ambiente de trabajo con personas que den la oportunidad. Creo que este último es el aspecto más importante.

Conozco profesionales que poseen todas las competencias pero que dependen de jefes egoístas, autoritarios y soberbios que temen darle una oportunidad a esas personas.

En el equipo argentino todos demostraron que están orientados a un mismo objetivo, ninguno de ellos es egoísta y han adquirido una conciencia para defender la camiseta pero también para jugar el partido. Las inteligencias individuales convergen en una inteligencia de grupo que suma y permite el logro de los resultados, el logro del objetivo.

Hoy, Mascherano. Mañana otro, pero cada uno es el resultado de un conductor, sus asesores, y el conjunto de personas que comparten la misma camiseta. Juntos, sobresalen, llegan a la prueba final.

Pero hay un punto que pocas personas mencionan: la suerte. Ese 5% adicional que define un resultado y que también se debe considerar.

Si se cumple lo expuesto en los párrafos anteriores, la cuota de suerte es fundamental. Como en la película de Woody Allen, Match point: la pelota pega en la red y la suerte consiste en caer de un lado o el otro. Aunque los físicos le den una explicación, para mí, ahí talla -buena o mala- la suerte.

Fuente:Iprofesional