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Italia llega a las Fiestas con un durísimo plan de austeridad

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Con una debilitada e inocua oposición –que proviene insólitamente de algunos sectores conservadores–, el premier Mario Monti consiguió que el Senado diera sanción definitiva al severo plan de ajuste que ahora tendrán que soportar los italianos para salir de la crisis.

En la misma línea que otros países de la Eurozona, el paquete de medidas del gobierno de Italia comprende reducción de gastos del Estado, introducción de más impuestos y elevación de la edad de jubilación.

Para Monti, es una “acción valiente” y una medida “de extrema urgencia que pone a Italia en disposición de afrontar con la frente alta la gravísima crisis europea”. “Tenemos que confiar en nosotros”, sostuvo el economista. El ajuste ideado en poco más de dos semanas por el conjunto de técnicos que componen el Ejecutivo fue criticado por los sindicatos y la conferencia episcopal italiana por ser injusto socialmente y por haber evitado tocar a las grandes fortunas. Con este plan de austeridad Italia espera conquistar la confianza de Europa y reducir la colosal deuda pública (120% del PBI).

La iniciativa prevé medidas de reducción del déficit por unos 20 mil millones de euros, pero también aportes para el despegue del crecimiento por 10 mil millones de euros. En concreto establece la extensión de la edad jubilatoria a 62 años para las mujeres y 66 para los hombres , a partir del 2012, y congela las pensiones a partir de los 1.400 euros mensuales. Las jubilaciones especiales superiores a los 200 mil euros anuales tendrán un impuesto del 15%.

Introduce además nuevos impuestos, entre ellos uno que se aplicará a la primera vivienda y que ya provocó malestar entre los sectores medios. Inclusive extiende ese gravamen a la segunda y tercera propiedad. Aumentarán los impuestos a los cigarrillos y a los combustibles y subirán dos puntos el IVA, que pasará del 21 al 23%a partir de septiembre de 2012.

Se daba por asegurado que el programa de Monti recibiría el visto bueno del Senado tras haber sido aprobado el viernes pasado por la Cámara Baja. A favor del plan de austeridad votaron los dos grandes partidos: Pueblo de la Libertad, de Silvio Berlusconi, y el Partido Demócrata, de centroizquierda, de Pier Luigi Bersani. Se opusieron por considerarlo poco equitativo los senadores de la populista Liga Norte de Umberto Bossi y el partido anticorrupción IDV (Italia de los valores).

Felice Belisario, del IDV, explicó que rechazaron el plan porque es “desequilibrado y depresivo” en términos económicos. “Nosotros queremos que los sacrificios los hagan todos de verdad”, enfatizó.

Ante los senadores, Monti defendió sus medidas y explicó que el aumento de los impuestos era necesario y afectará sobre todo a los patrimonios que hasta ahora no se habían ajustado al esfuerzo nacional. “ Pedimos con el plan de ajuste sacrificios significativos, pero inferiores a los que deberíamos adoptar si la emergencia continuara ”, advirtió Monti. El mandatario, quien asumió el cargo a mediados de noviembre cuando debió renunciar Silvio Berlusconi debido a la grave crisis, insistió sobre la necesidad de que Europa enfrente esta fase de tensión económica con medidas para estimular “el crecimiento”.

“No hay crecimiento sin disciplina financiera, no hay estabilidad sin cuentas en orden, pero todo eso no es suficiente”, dijo Monti. El tecnócrata, que fue por diez años comisario europeo, agregó que “los países miembros de la Unión Europea deben tener como objetivo alcanzar un crecimiento duradero”.

El gobierno italiano no sólo busca disminuir los gastos y establecer una rígida disciplina fiscal. Ahora tiene previsto focalizarse en revertir la década de estancamiento en el crecimiento que sufre el país y, particularmente, en reformar el mercado laboral, tema que ya causó tensiones con los sindicatos. Las autoridades apuntan a establecer negociaciones genuinas y urgentes con las centrales obreras, que vienen impulsando huelgas en contra del ajuste.

El fracaso de Berlusconi en aplicar reformas mayores y restaurar la confianza de los inversores llevó a Italia al borde de la catástrofe económica. El nuevo gobierno tiene que enfrentar una enorme deuda de 33.000 millones de euros y la fuerte presión de los mercados que no le da respiro a Italia. La severidad del paquete de Monti ya afectó su popularidad que se derrumbó del 61 al 46 por ciento.

Fuente: Clarín.com

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